El viaje que cambió mis sueños

Lo importante de los sueños no es que se cumplan, es tenerlos. Porque te dan un motivo para vivir ilusionado y fuerza para continuar la lucha

Me llamo Sandra, tengo 43 años, y estoy en paro desde hace unos meses. Buscaba un curso para encontrar un trabajo que me permitiera llegar a final de mes, y me matriculé en septiembre del 2016 al de “Auxiliar de Comercio” de la Fundación Comtal. El primer día de clase las preguntas de Taràs Compta, formador del curso, empezaron a inquietarme.

– ¿Cuál es tu sueño?, ¿y tu objetivo? – me preguntó Taràs.
– Perdona, ¿pero esto no es un curso de comercio? – le respondí yo.

Noté rápidamente que no le gustaba mi respuesta, pero no sabía qué decir. No entendía tanta pregunta. ¿Qué pintaban aquí mis sueños? Me puse nerviosa y sentí que tenía que defenderme.

– El primer paso para encontrar una respuesta es plantear la pregunta adecuada. No saber cuál es tu sueño no significa que no lo tengas, sino que todavía esperas descubrirlo – me dijo.

De camino a casa las preguntas del curso resonaban en mi cabeza, y no por primera vez. Me sentía mal por no tener una respuesta.

Al día siguiente Taràs apareció en clase con una enorme caja roja. Dentro había lápices de colores, rotuladores, pinturas, pinceles, libros y hasta un proyector. Estaba claro que se había propuesto remediar nuestra falta de respuestas. Y también nuestra indiferencia. Así comenzaba nuestro viaje de aventura en busca de respuestas. La creatividad se convirtió en nuestra aliada, así que las respuestas no tardaron mucho en aparacer.
Descubrimos el trabajo en equipo, lo importante que resulta adaptarse al cambio, organizarse y reorganizarse, el autocontrol en situaciones de estrés… Las emociones y el crecimiento personal estuvieron presentes todo el viaje. Nos reconciliamos con nuestras ilusiones, anhelos y sueños, y aprendimos a confiar en nosotros.

Otro de los días salimos a pasear por la Barceloneta. Visitamos comercios y conversamos con los trabajadores. Descubrimos poco a poco un entorno diferente, más cercano, sin prisa y al detalle. Después salimos a la playa y en silencio, mirando el mar, nos sentamos y nos dejamos llevar por Chrisa. Aprendimos los beneficios del yoga y que la felicidad no depende de lo que tienes sino de lo que eres.

Unos días después, ideamos hacer un proyecto de final de curso. Llenamos la pizarra de apuntes, hicimos un brainstorming… ¡hasta decidir hacer un diccionario de competencias!

Llegamos al final de nuestro viaje y del curso con dos inserciones laborales y un GRAN CAMBIO EN NUESTRAS VIDAS.

Yo descubrí que mi sueño es estudiar integración social.

¿Qué es lo único que nunca cambia?