UNA JORNADA PARA DAR VOZ A LOS JÓVENES

El pasado 7 de febrero organizamos una jornada técnica con motivo de nuestro 25º cumpleaños para dar voz a los jóvenes que viven situaciones de vulnerabilidad por diferentes motivos.

Las voces de los jóvenes sonaron y muy fuerte. 5 jóvenes vinculados a la Fundació Comtal quisieron explicar su experiencia de superación delante de una sala llena de representantes de la administración, de expertos del sector y de compañeros.

Empieza la conversación abierta Esther Jou, exalumna del curso de PFI de hotelería de la Fundació Comtal, con una pregunta: “¿Cómo os sentiríais si os cierran la puerta y no os dan la oportunidad de ver de qué sois capaces?” La sala se queda en silencio mientras escucha con atención como Esther contaba que en el instituto donde estudiaba, no le ayudaron. Ella sabía que tenía capacidades para sacarse los estudios pero las circunstancias personales no le acompañaron. Se preguntaba: “¿Alguien me escucha y me comprende?”. Con orientación y mucho esfuerzo, decidió estudiar fuera de la formación reglada y actualmente está cursando el Grado Medio de Cocina y Pastelería después de haber obtenido una beca de estudios fruto de su alta calificación en el Programa de Formación e Inserción en Auxiliar de hotelería.

Continúa Hicham Makroum, de 17 años y alumno del PFI de comercio de la Fundació Comtal. Llegó a Barcelona desde Fez cuando era menor de edad. Estaba solo, no conocía el idioma ni la ley del país, pero tenía muy claro cuál era su objetivo: estudiar, formarse y encontrar un trabajo para poder ayudar a su familia. Pero no fué tan fácil como se pensaba. Por fin, después de 5 meses, empezó a hacer cursos cortos hasta que el año pasado entró a ser alumno del PFI de comercio en la Fundació Comtal. Le ha costado mucho, pero ahora se siente acompañado, estimado y capaz de pensar en su futuro.

Su compañero, Ayoub Mahdane, también llegó a Barcelona desde Marruecos. Atravesó el Estrecho en barco con el mismo objetivo que Hicham: encontrar trabajo y ayudar a los suyos. Escogió Barcelona porque se siente culé y lo tenía clarísimo, dice mientras el auditorio ríe. Explica que cuando llegó tuvo mucha suerte porque le proporcionaron un piso y esto le ayudó bastante a encontrar opciones de formación en la ciudad. Ahora está en el PFI de comercio, pero sabe que necesita un permiso laboral para poder trabajar y aprovechó la jornada para hacer una petición en la sala: “¿Quién quiere contratar a alguien sin experiencia por un año? Si hay alguien, cuando salgamos de aquí podemos hablar.” De entre el público se escuchó una voz que decía muy fuerte: “Yo quiero!”

Rubén Pérez tiene 25 años y desde bien joven sentía que el método de enseñanza no se adaptaba a sus necesidades. Los profesores no le apoyaban y le repetían que no estaba capacitado para estudiar. La sensación de fracaso y la carga familiar lo apartaron del mundo formativo y se cerró en sí mismo. No quería salir de casa, ni a la calle, ni hablar con nadie. Había tocado fondo. Un día contactó con él una de nuestras orientadoras y entró en el programa Integrales de la Fundació Comtal. Despacio y juntos, consiguieron salir del pozo donde se encontraba. Hizo una formación de desarrollador web y ahora apoya a otros alumnos como voluntario en la escuela donde hizo el curso.


Finalmente, fue el turno de Carla Ramírez. Una joven alegre y cariñosa de 17 años que sufrió bullying. “Desde P-3 hasta primero recibí bullying porque me gustaban las cosas que se suponían que eran de chicos. Mi madre veía todo el sufrimiento y fue a hablar con los profesores. Por sorpresa suya, estos le dijeron que si no quería que me pasara eso, tenía que adelgazar y comprarme juguetes de chicas”. Sus palabras son crudas, pero reales. Sufrió una depresión, aun así, volvió a intentar estudiar, pero las opciones que le daban para formarse estaban muy encasilladas en función del género. Se dio cuenta que el método de enseñanza del Instituto no se adaptaba a sus necesidades y tenía claro hacia dónde orientar sus estudios: la cocina. Actualmente está formándose en nuestro PFI de cocina y se siente apoyada, mejor consigo misma y está disfrutando de la formación elegida, cosa que se refleja en sus calificaciones.

La jornada tuvo momentos muy emotivos cuando se abrió el turno de preguntas entre los asistentes. Espontáneamente, muchos de los jóvenes que estaban entre el público, quisieron relatar sus experiencias y preocupaciones. Muchos de ellos no podían continuar sin emocionarse. Contaban cosas que nunca le habían dicho a nadie y esto nos hizo ser conscientes de la necesidad que tienen de hablar, pero sobre todo, de ser escuchados y respetados.

A la Jornada también se invitó a expertos de la administración y de entidades dedicadas a jóvenes que viven situaciones de vulnerabilidad para que pudieran hablar de esta problemática desde una perspectiva profesional. Los invitados a la mesa redonda eran la presidenta de la Tabla del Tercer Sector, Francina Alsina, la directora general de la Fundación El Umbral y miembro de lo Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad, Begoña Gasch, la directora de la Fundación Sale, SiraVilardell, el técnico del área de apoyo al joven del Consorcio de Servicios Sociales de Barcelona, Juan Francisco Jiménez, y la jefa de redacción del Social.cat, Cristina Garde, moderados por la directora de la Fundación Condal, Marta Galligó.

Ellos también hablaron alto y claro ante esta situación. Dieron cifras que ponen de manifiesto todo el trabajo que queda para hacer. Cifras que hablan de la desigualdad social, racial y de género que vivimos. “Uno de los problemas radica en que el mismo sistema creado para ayudar a este colectivo, no acaba de funcionar. Encasilla a los jóvenes como en pequeñas cajas. La caja para el joven que tiene problemas de adicción, el que ha sufrido maltrato, el joven recién llegado…pero esto no puede funcionar siempre, porque muchos de los jóvenes que atendemos, pertenecen a más de una de estas cajas y en estos casos…¿cómo los podemos ayudar?” reivindicaba uno de los ponentes.

Fue una jornada intensa y participativa. Seguramente quedaron muchas cosas por decir, pero las que se dijeron, se escucharon seriamente y no debemos olvidarlas.
Gracias a todos los que hicisteis posible este día. Gracias por ayudarnos a levantar la voz de los que más lo necesitan.

GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE