HABLAMOS DE DERECHOS. HABLAMOS DE EDUCACIÓN
Con motivo del día Internacional de los Derechos Humanos, hablamos con Romina Esquius, coordinadora del proyecto de acompañamiento a la escolarización “Tria Estudi”, sobre como el estado de alarma ha vulnerado el derecho a la educación, qué consecuencias ha tenido el aprendizaje a distancia para el colectivo de niños, niñas y jóvenes sin recursos y qué se tendría que cambiar del sistema para reducir las desigualdades educativas.
¿Qué dificultades expresan las escuelas a la hora de impartir clases a distancia y hacer seguimiento del alumnado durante periodos de confinamiento?
Desde las escuelas nos explican que los y las menores se van adaptando al modelo híbrido de trabajo, presencial y online, ya que hoy en día, en todos los centros del territorio hay un grupo u otro confinado. Aun así, resulta difícil hacer un seguimiento esmerado desde el aula, y el equipo docente no puede asegurar que niños, niñas y adolescentes -sobre todo estos últimos- estén atentos a los módulos de formación y no entretenidos con otras cosas o viviendo las “cuarentenas” como unas minivacaciones.
Sabemos con certeza que hay muchos menores que quedan al margen de esta nueva forma de enseñanza en línea, porque no tienen herramientas digitales ni posibilidad de seguir las clases a distancia. De hecho, pasamos unas encuestas a las familias con quienes trabajamos para saber qué recursos tecnológicos tenían al alcance y quedó patente que el 22% de las familias todavía no disponía de conectividad a casa, y que más de la mitad no tenían tableta ni ordenador.
Esta encuesta refleja que hay un número elevado de niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad, que no tienen cubierto el acceso en la educación en tiempo de pandemia, y desde Fundació Comtal creemos que este es un derecho fundamental que hay que garantizar.
Por este motivo, el equipo del Tria Estudi prioriza “individualizar” este apoyo escolar, otorgando espacios temporalizados y próximos donde ayudamos personalmente a niños, niñas y adolescentes con los temarios, los deberes y los exámenes.
¿Qué dificultades tienen las familias para dar apoyo escolar durante estos periodos de confinamiento así como dificultades para tener cura de los niños/as y hacer conciliación?
La mayoría de familias no tienen los dispositivos necesarios para acogerse a esta nueva metodología educativa, principalmente por la carencia de recursos económicos y materiales. Se da por hecho que todo el mundo dispone de conectividad y dispositivos tecnológicos en casa, cuando la realidad es que con cada crisis económica, la desigualdad se evidencia y se hace más grande. La gran mayoría de la población pierde en calidad de vida y las familias en riesgo de exclusión, o en situación de vulnerabilidad, son las que se ven más afectadas. Los pocos dispositivos tecnológicos que tienen los tienen que compartir entre todos los miembros de la familia, hecho que provoca tensiones intrafamiliares y dificultades en la tarea de aprendizaje de la infancia.
Al margen de la escasez de recursos, la parada laboral y la dificultad para cobrar los ERTE’S a raíz de la crisis vivida, desestabiliza el funcionamiento familiar y da lugar a priorizar temas económicos vinculados a necesidades básicas, por delante de los académicos.
Las familias que han mantenido su puesto de trabajo, se encuentran con nuevos retos a la hora de conciliar el trabajo, sea teletrabajo o presencial, con el cuidado de los niños y niñas. Estas se encuentran sin tiempo para atender adecuadamente a sus hijos e hijas. Además, muchas familias no tienen la capacidad de poder hacer un acompañamiento y apoyo escolar de calidad y muchas veces acaban reproduciendo el sistema educativo que vivieron en la propia niñez.
¿Qué consecuencias detectáis que ha tenido el aprendizaje a distancia en niños, niñas y adolescentes en situación vulnerable y puede tener si vuelven a cerrar las escuelas?
Como seres sociales que somos, después de un largo confinamiento dentro del núcleo familiar, grandes y pequeños necesitaban, más que nunca, hacer actividades de ocio con otros niños y niñas, entre sus iguales. En contraposición con estas ganas de socialización, en el ámbito de la escolarización, hemos detectado una fuerte tendencia a la individualidad, por parte de jóvenes y niños/as, dificultando las posibilidades del trabajo en grupo, disminuyendo la comunicación y empatía entre unos y otros. Después del confinamiento y el verano, el alumnado de Tria Estudi ha regresado al programa con mucha más dependencia de los educadores y educadoras, reclaman más atención y afecto, han “olvidado” contenidos y no se ven “capacidades” para salir adelante solo.
En este sentido, detectamos un retroceso en los aprendizajes y en las habilidades sociales de los niños, niñas y adolescentes. Y ha quedado patente que el confinamiento ha hecho surgir una fuerte dependencia y adicción a los dispositivos electrónicos, que difícilmente podremos recuperar en una sociedad cada día más tecnológica. Desde el Centro Abierto Tria de Fundació Comtal, se valora y se refuerza el retorno al espacio comunitario y al juego en la calle.
¿Por qué es importante que no se cierren las escuelas?
Las escuelas e institutos tienen que permanecer abiertos si no queremos que se vean menguadas las herramientas educativas que promueven y las habilidades relacionadas con los conocimientos de toda una generación. Hablamos de niños y niñas que tienen dificultades para acceder a aprendizajes básicos y transversales para poder tener oportunidades de futuro.
A mayor número de confinamientos más grande será la rendija educativa, y más niños se quedarán atrás en los aprendizajes escolares. Es una ocasión perfecta para reflexionar sobre el modelo social actual y poder tomar medidas equitativas para apoyar a las familias que más lo necesitan.
Tan importante es el derecho a la educación reglada como el derecho a la educación fuera del horario escolar. ¿Por qué?
La Educación reglada es imprescindible, y la educación más allá de las escuelas es un recurso complementario y necesario para los niños y niñas que no disponen de apoyo en su entorno próximo.
Como aula de refuerzo, Tria Estudi ofrece la posibilidad de trabajar competencias complementarias a la educación reglada, pero además, los y las profesionales que trabajamos, creamos vínculos positivos que otorgan a los niños, niñas y jóvenes confianza para fomentar su autoestima y éxito educativo.
El hecho que las aulas de Tria Estudi se realicen en grupos reducidos facilita una atención más personalizada y unos contextos de aprendizaje diferentes, pero satisfactorios.
Solo con la estrecha coordinación de todos los agentes educativos, y de un buen trabajo transversal, llegaremos al objetivo, que no es otro que ayudar a niños/as y adolescentes a asegurarse un futuro de calidad, en el que se cumplan todos sus derechos.
¿Qué hacéis desde Tria Estudi para garantizar estos derechos?
Dentro del proyecto, y en estrecha coordinación con centros educativos y familias, intentamos ofrecer un espacio donde los niños, niñas y jóvenes pueden ser ellos mismos sin sentirse evaluados. Desde el equipo educativo se facilitan herramientas de apoyo (portátiles y conexión wifi) y se refuerzan las competencias básicas a partir de actividades lúdicas, juegos y talleres. Les acompañamos a la hora de hacer los deberes, ofrecemos materiales educativos para la adquisición de contenidos y facilitamos metodologías para aprender a trabajar y estudiar. Escuchamos a los niños/as y jóvenes, cuando lo necesitan y los acompañamos con sus dudas y desazones.
¿Con qué carencias os encontráis para sacar adelante el proyecto en tiempos de Covid?
En la preparación del proyecto para el curso 2020-2021, hizo falta modificar el funcionamiento habitual, el entorno, los espacios y las medidas de seguridad e higiene para adaptar el curso a la situación actual.
El espacio se ha adaptado, y los protocolos sanitarios y el sentido común nos obligan a mantener distancias. Este año se han creado grupos burbuja reducidos y de niveles parecidos para poder ofrecer un apoyo el más ajustado posible. Esto implica que no podemos atender tantos niños y niñas como querríamos, pero hay que esperar que la situación mejore y ser creativos a la hora de repensar nuevas formas de trabajar.
Tria Estudi siempre ha contado con bastantes voluntarios que colaboran. Este curso, sufrido una bajada de voluntariado debido a la misma situación de prevención frente la Covid. Hemos iniciado el voluntariado Online pero seguimos buscando nuevos voluntarios y voluntarias para poder llegar a todos los niños, niñas y jóvenes que atendemos.
¿Que se tendría que cambiar del sistema para reducir las desigualdades educativas?
Parece evidente que una educación de calidad pasa por una buena formación de aquellos y aquellas que se dedican a la enseñanza. Necesitamos profesionales cualificados, motivados y dirigidos a fortalecer políticas paritarias. Hace falta una educación igualitaria en la cual todos y todas tengan las mismas oportunidades. Necesitamos, a menudo, enseñar a las propias familias un itinerario que facilite el acompañamiento educativo de sus hijos e hijas, porque no disponen de estas herramientas, pero tampoco saben cómo pedir ayuda y muchas quedan atrapadas en situaciones de vulnerabilidad que sus hijos e hijas reproducen. Para poner un ejemplo sencillo, cómo puede ayudar un padre/madre a su hijo/a a hacer los deberes, cuando él/ella mismo/a no sabe comprender las instrucciones, o no domina el catalán o el castellano?
Hace falta un replanteamiento respecto al uso de la conectividad. Se tendrían que abrir redes públicas y gratuitas, de acceso libre. Hay que llegar a todos los niños y jóvenes en el reparto de dispositivos informáticos. Hay que hacer una intervención más individualizada. Hay que enseñar a utilizar las TIC como herramienta de crecimiento y aprendizaje. Hay que formar a los profesionales en estas herramientas. Hace falta un cambio metodológico en el formato y sistema de aprendizaje.
Hay que situar el apoyo educativo como elemento clave en el combate contra las desigualdades, como eje de actuación para todo el mundo. Establecer los criterios de efectividad y las condiciones para que el acompañamiento educativo proporcione unos resultados positivos en los aprendizajes y el desarrollo de los niños/as y jóvenes, porque son el futuro.
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